El año pasado, sin duda alguna fue uno de los años más difíciles que me ha tocado vivir. Esto es algo que es común escuchar cuando inicia un nuevo año, pero toda moneda tiene dos caras. La otra cara de la moneda representa a aquellos con un año pasado productivo, de muchos retos superados y de grandes logros.
Entonces, ¿cuál es la diferencia?
Existen muchas variables de un caso a otro, muchas situaciones particulares tanto en casos positivos como en casos negativos. Lo que nunca cambia, lo que siempre se mantiene igual en cada uno de los escenarios, es el impacto que tiene el tipo de mentalidad que llevas a las situaciones.
El factor número uno que marcó la manera de atender el año, es la mentalidad que determinó las palabras utilizadas para describir los problemas. No es lo mismo decir, no puedo pagar la renta este mes, a decir necesito generar el dinero para pagar la renta este mes. La mentalidad en cada uno de esos casos es totalmente diferente.
Cuando te dices, no puedo pagar la renta este mes, estás diciéndole a tu mente que es imposible y ella lo entiende y lo acepta. Pero en el segundo caso, necesito generar el dinero para pagar la renta, le estás diciendo a tu mente que algo se puede hacer, en ese momento tu mente empieza a buscar posibilidades de cómo lograrlo.
Las palabras que utilizas para plantear el problema cuentan. Tu forma de hablar dirige tus acciones. A veces crees que es broma o que es una tontería, pero ¿Qué es lo que lograste el año pasado? ¿Qué dijiste en enero que lograrías? ¿Te has evaluado con honestidad? ¿Estás feliz con lo logrado?
Si los resultados hoy no te gustan, no te inspiran, no te llenan de alegría, hay trabajo que hacer. El primer paso es sencillo, presta atención a todo eso que te estás diciendo y cómo te lo estás diciendo.
Cuando llega un problema, ¿lo estás definiendo como que no tiene solución, que no sabes qué hacer con él o lo estás definiendo como que hay un reto adelante y necesitas encontrar la manera de solucionarlo?
Las personas dicen que las palabras sirven para crear y no se equivocan. Pero pensar de esa manera es algo ambiguo. Si crees que las palabras sirven para crear, pero no entiendes cómo usarlas, es como tener la llave para una puerta que no sabes dónde está.
Si quieres tener la oportunidad de utilizar la llave, necesitas encontrar esa puerta. Y esa puerta la encontrarás en el preciso momento en que empieces a plantear tus problemas, de forma que tus respuestas estén relacionadas con qué es lo que vas a crear, en lugar de qué es lo que no sabes, qué es lo que no tienes o qué es lo que no puedes.
El título de este escrito es Un año para la historia. ¿Cómo lo leíste tú? ¿En un tono de tristeza y de derrota o en un tono de victoria y logros?
Si creyeras en ti solo un poco más de lo que has creído hasta ahora, descubrirías que tu espíritu es imparable y que este mundo es un lienzo en blanco parado frente a ti, con su mirada fija en ti, esperando a que te decidas pintarlo.
Recuerda; nunca es tarde para diseñar hoy la vida que tendrás mañana.
“El arrepentimiento es la bandera que le dice al mundo que dejaste de creer en ti.” – Jenkos”