You are currently viewing A los pies de un lápiz y un papel
A los pies de un lápiz y un papel

A los pies de un lápiz y un papel

Un día, limpiando la casa, encontré un lápiz, papel y una mochila con cosas que pensé que había olvidado, pero que aún estaban ahí.

En una era tan tecnológica, tan avanzada, yo simplemente encontré un lápiz y papel.

Ya en mis manos, reflexioné sobre cómo era posible tener tanto poder en algo tan sencillo. Esa capacidad de transformar con letras la realidad, de entender lo que no está claro y de poder ver el futuro, todo, simplemente, desde la palma de la mano.

Tanto poder en un simple lápiz y papel.

Es extraño y, hasta de cierta manera, triste que elegimos prescindir de este poder: lo obviamos, lo dejamos a un lado, como al niño a la puerta de una iglesia, a quien ignoramos porque estamos tarde para la misa.

Ese niño que nos mira con ojos de esperanza, con un deseo genuino de que lo notemos. Al que le gustaría ver cómo le decimos al reloj que siempre nos empuja: dame un momento, ¿no puedes esperar un poco?

Ese niño, con toda una constelación de respuestas a tu alcance y con la indispensable capacidad de poder cambiar tu vida.

Es extraño y, hasta de cierta manera triste, ver a niños que aún esperan a las puertas de una iglesia que alguien los note.

Es realmente triste, hasta ciertamente extraño, que tengamos en las manos una vía directa para consultarle, pero lo ignoramos, lo dejamos a un lado, porque pensamos que es tarde.

El reloj no deja de empujarnos, y la mochila insiste en hacerse más pesada.

Es curioso que insistamos en cargar una mochila cuando, solo por un momento, podemos colocarla en el piso; a los pies de un lápiz y de un papel.

Leave a Reply